lunes, 30 de abril de 2012

Vino y Cerveza: ¿Rivales?




En la restauración moderna existen dos bebidas alcohólicas que contienden entre sí: el vino y la cerveza, sin embargo no puede verse esto como una polémica de nuestros días. La porfía entre ambas bebidas data desde el mismo momento de su nacimiento en la historia.
Los ejemplos más antiguos que pueden considerarse como procesos biotecnológicos son la obtención de la cerveza y el vino. Muchas civilizaciones del pasado descubrieron que el azúcar y las materias primas azucaradas podían sufrir transformaciones espontáneas que generaban alcohol.
En la historia la primera experiencia del hombre con el alcohol lo constituyó para una gran mayoría la ingestión de la cerveza. Otra minoría disfrutó de esta acción a través del vino. Hablamos de civilizaciones que se dedicaban con más fuerza al cultivo del cereal que de la uva.
Los sumerios en Mesopotamia fueron los primeros en ocuparse del arte de producir la bebida alcohólica que hoy llamamos cerveza. Ya en el año 4000 a.n.e. aparecen documentos que reseñan un procedimiento muy parecido al empleado hoy en todas las cervecerías del mundo. El lúpulo, empleado para aromatizar y dar sabor amargo a la cerveza, se comienza a utilizar siglos después.

Paralelamente, en la zona sur del Cáucaso, aparecen las primeras manifestaciones de elaboración de vinos rústicos. Mesopotamia, no contando con condiciones vitivinícolas, lo utilizaba para mesas de personajes importantes,  adquiriéndolo sobre todo de Persia a través del río Éufrates transportado en barricas de palmeras. Al requerir de recipientes voluminosos para su conservación se convirtió en algo perfecto para su comercio. El vino facilitó el contacto entre culturas distantes y proporcionó el medio y los motivos para el comercio.
Egipto lo tomó como parte de su cultura, como lo demuestran las 36 ánforas de vinos de los mejores terroirs egipcios, encontrados en la tumba, abierta en 1922, del faraón Tutankamón que reinó en el lugar desde 1334 a 1325 a.n.e.
Cerveza y vino tomaron caminos similares en la historia. La civilización griega y la romana los convierten en bebidas comunes pero ya desde ese entonces nuestros antepasados declararon al vino un poder y un valor mucho mayor que al de la cerveza. Durante siglos fue el único antiséptico en la historia médica y quirúrgica. Las heridas se bañaban en vino y el agua podía beberse si se mezclaba con vino. Textos médicos antiguos lo recomendaban como tonificante de la mente y del alma, antídoto contra el insomnio, la pena y el cansancio, inductor del apetito, la felicidad y la digestión.
En la actualidad los poderes del vino se han explicado más ampliamente. Es conocido por todos que esta bebida  se conserva durante mucho mayor tiempo, mejorando generalmente con la guarda.
El contenido de ácidos y taninos del vino produce una acción más enérgica y refrescante que la cerveza. En olfato cualquier vino puede alcanzar aromas  primarios combinados que pueden ser florales, frutales, minerales, especiados y vegetales sin mencionar aquellos que se adicionan si pasan un tiempo en barricas. Su sabor limpio y duradero invita a beber de nuevo.
¿Quién niega que el vino sea el acompañante perfecto de las comidas? Por solo citar ejemplos elementales, su sabor añade un nuevo ingrediente al plato y su acción en el paladar compensa la riqueza de grasas y no hincha el estómago como sucede con su contendiente histórico.
En el proceso digestivo, la ingestión del vino favorece la asimilación de nutrientes, en especial de las proteínas por lo que los consumidores moderados de vino resultan estar mejor nutridos. Incluso estudios científicos serios han demostrado las propiedades curativas del vino en el organismo, destacando sus  efectos cardiovasculares, anticancerígenos,  metabólicos y neurosiquiátricos, entre otros muchos.
Además de la diferencia de precio entre ambas, existen razones suficientes que como gastrónomos o  clientes debemos tener presente. La polémica no está en la rivalidad de estas, sino dentro de nosotros mismos: confundir el espacio en que cada una debe satisfacernos realmente.

miércoles, 4 de abril de 2012

Romance de dos, con Vinos y Habanos



Para ellos dos,  todo momento tenía un significado. La cena del 14 de febrero era, más que un símbolo, un espacio para describir mutuamente lo que uno significaba para el otro. La armonía de sus vidas se transfería también a la de la cena, preparada por y para los dos.
Al catar el primer vino, él la  imaginó tal cual: aroma de flores blancas, fruta fresca, hierbas de tocador y de monte, expresiva. En boca elegante, llena, densa, fresca y cremosa, con un retronasal afrutado. Así la sentía él en el preámbulo de la entrega.
Ella, con el segundo vino, lo figuró también. Era el aroma potente, con carácter, tostado, roble cremoso, cacao fino, terroso, fondo de fruta confitada. En boca potente y cálido, carnoso, concentrado, frutal y espirituoso, muy persistente, soberbio. Ella lo veía así en el acto mismo del amor.
Para el postre ambos se reflejaron en el vino: caramelo tostado, brea, fruta escarchada en licor, almendra tostada, notas amieladas. En boca, aromas bien integrados, dulce-amargo equilibrado, largo, muy persistente. Era el clímax de la pasión.
La sobremesa invitó al reposo. Los dos compartieron su orgullosa cubanía a través del estilo herbáceo y cremoso de un habano, con sabores intensos y marcados a vainilla, café torrefacto, cacao torrefacto y tabaco. En paladar el equilibrio sabio del placer, que no los abandonará hasta mucho después del mismo acto del amor.
Las velas ya consumidas, más por la pasión que por el tiempo de tenue luz, fueron testigos de la mesa repetida en miles de ocasiones por ellos mismos y otros.  Fue el elemento intruso, que no permitió que etiquetas ni anillas se identificaran por completo. Albariño, tempranillo, px y habanos que perdieron nombres para convertirse en pasiones y razones de dos almas cargadas de amor. 

MENU DE DOS ENAMORADOS
Almejas en su jugo
Vino Blanco Albariño

Lechazo de Castilla y León guisado
Vino Tinto Tempranillo Gran Reserva

Crema de chocolate con mandarinas, fresas y coco
Vino Dulce PX
Ron santiaguero reserva
Habano de Intensidad Media a Fuerte

Bienvenida al Orujo de Galicia



Conocía al orujo técnicamente, sus propiedades y características. Sin embargo, no lo bebía. En realidad no se comercializaba suficientemente por lo que no era parte de mi experiencia profesional. Y  llegó el momento de degustarlo en su lugar de origen. Soberbio e imponente formó parte varias veces de mi final de mesa en Galicia y fuera de esta en la misma España. A partir de ahí aprendí que el orujo gallego es igual pero distinto al marc francés, la grappa italiana, la bagaçeira portuguesa o el tsiroupo griego.  

LO QUE SABÍA

El orujo es la bebida espirituosa obtenida a partir de orujos de uva fermentados y destilados, bien directamente por vapor de agua, bien previa adición de agua, a los que han podido añadirse lías en una proporción que se determinará, siendo efectuada la destilación en presencia de los propios orujos a menos de 86% volumen.

El orujo de Galicia es un aguardiente obtenido por destilación de orujos de uva, es decir las partes sólidas de la vendimia que no tienen aprovechamiento en la previa elaboración del vino.  La materia prima se obtiene por destilación de los orujos (raspón, hollejos, pepitas, residuos orgánicos y minerales) obtenidos de la vinificación de uvas producidas en Galicia.

Entre las variedades de uvas que se utilizan en Galicia, las más importantes entre las variedades blancas son: Albariño, Godello, Loureira, Torrontés, Treixadura y Doña Blanca. Y como variedades tintas la Mencía, la Caiño Bravo, la Ferrón, la Espadeiro y la Merenzao.

La técnica de destilación de este proceso consiste en regular la cantidad de calor para conseguir un ritmo lento y constante para la correcta aparición de los componentes aromáticos.
La destilación de los orujos se puede realizar con tres tipos de aparatos: alquitara, alambique y por arrastre de vapor.

Este proceso se inicia cargando el vaso con 20-25 litros de agua, encendiendo el fuego e introduciendo los orujos, en una proporción mayor de raspón. Cuando la salida de vapores es uniforme (vaporización) se coloca el capacete (en el alambique el cuello de cisne) para después llenar el depósito de refrigeración. El agua debe estar a una temperatura de entre 18º y 20ºC, produciéndose aquí la fase de condensación de los vapores, en la cual se distinguen tres fracciones:

Cabezas, con una graduación alcohólica superior al 70% vol.
Corazones, entre 70% y 45% vol.
Colas, inferior a 45% vol.

Se deben aprovechar las cabezas y los corazones y se rechazan las colas por su baja graduación.

Existe un Consejo Regulador de la Denominación Específica Orujo de Galicia. El mismo  establece sub-zonas de producción a partir del área geográfica de las Denominaciones de Origen de los vinos (Ribeiro, Valdeorras, Rías Baixas, Ribeira Sacra y Monterrei), las comarcas vinícolas tradicionales (Betanzos, Ulla, Val do Miño, y Portomarín) así como los ayuntamientos de otras comarcas.

Solamente aquellos aguardientes elaborados con orujos producidos en Galicia y cuya calidad se ha controlado, pueden ser Orujo de Galicia y llevar el distintivo de la Denominación Específica.

LO QUE APRENDÍ

Es una excelente bebida de sobremesa. Tiene las virtudes para servir de digestivo.  En Galicia, como debe hacerse en cualquier otra parte del mundo, se pone la botella congelada sobre la mesa de los comensales para que se sirva a  gusto.

Además del orujo natural, el más consumido por esas tierras, existen otros saborizados  con hierbas, frutas, granos o leche. Encanta a las damas las cremas de orujo. Para los caballeros la oferta del orujo de café resulta muy agradable con el puro.  

Como sommelier, el orujo me brinda la posibilidad de ampliar las ofertas para ese momento llamado sobremesa que no se explota lo suficiente. Aunque los diccionarios la definen como el tiempo que se está a la mesa después de haber comido, cualquier aficionado a la gastronomía sabe  que es mucho más que eso. La gama de orujos puede distinguir ese final de cena.

Los orujos gallegos cumplen las exigencias para ser citados como productos gourmet. Dicho esto, ya forman parte de mi quehacer diario como sommelier. Bienvenidos.