“El destino de un sommelier depende de
la experiencia de trabajo en su campo.”
Giuseppe Vaccarini, ex presidente
Asociación Internacional de Sommelieres.
La atención a los
clientes tiene sus peculiaridades. No todos son iguales. Durante años he tenido que ir creando
mecanismos para salir airoso de situaciones difíciles sin que ninguna de las
dos partes, cliente y sommelier, salgamos insatisfechos uno del otro. A eso le
llamo aplicar una filosofía situacional.
De la acumulación
de experiencias prácticas de sommelería trata este artículo. Hablaremos, pues,
de los clientes con patrones ya catalogados por mí durante tanto tiempo de
servicio. Para los sommelieres que lean esta sección les servirá de recordatorio
de hechos reales sucedidos a ellos también. A los clientes les ayudará a
sentirse reconocidos o no con las situaciones expresadas. Sin embargo, para uno
y otro, la esencia misma de los sucesos que se narren lleva implícito el respeto a la
acción de ambos.
Empezaré hablando
del cliente con patrón pseudo- experto. Es el más difícil
pues rectificarlo es ponerlo en una situación de aprieto que empañaría la
imagen que quieren hacer demostrar en la mesa.
Un ejemplo recurrente de clientes pseudo-expertos
es el que pide un Ribera blanco precisando marcas y añadas sin mirar la Carta
de Vino. ¿Cómo explicarle que ese vino no existe? ¿Cómo decirle que la
denominación de origen española de Ribera del Duero solo produce, según ley
local, vinos tintos y rosados? ¿Cómo
manifestarle que la fama de la región está basada en la elaboración de
excelentes tintos primero que todo, donde
la variedad de uva tempranillo produce caldos de calidad universal? Clases no vino a recibir al restaurante, ni
bochornos. El cliente se presentó para pasar una hermosa velada donde una parte
principal la debe ocupar ante los comensales la reafirmación de su imagen de experto en
vinos españoles.
La respuesta debe
ser amable, convincente y respetuosa. Tal vez, la mejor forma sería: “Entiendo que conoce de vinos españoles pero,
qué pena, a este restaurante aun no ha
llegado ese vino. Sin embargo, colindante con esa zona tengo en Carta una
denominación que puede competir en cuanto a
calidad con ese vino blanco que usted tan sabiamente solicita para
maridar con los platos ordenados. Seguro que usted ha
tomado en múltiples ocasiones un Rueda.”
Tal vez entienda el mensaje. Tal vez, no. No
obstante, la estrategia no fallará. No se sentirá desmentido ni ridiculizado. Lo tomará con satisfacción porque los vinos
blancos de Rueda dejan complacido a
cualquier bebedor.
No piense que el
ejemplo fue tomado por los pelos. Sucede
con frecuencia. Pero qué aburrida la vida del sommelier sin los clientes
pseudo-expertos, ¿verdad? Sin ellos, primero que todo, este artículo nunca hubiera
sido escrito.
Este es un solo
ejemplo de un patrón de clientes. Clasificados por mi hay cerca de veinte tipos,
los cuales serán abordados en artículos posteriores. Usted, colega, ¿tiene
calificado alguno en particular? Y usted, cliente, ¿se ha caracterizado ya?
¿Por qué no me lo comenta? Tal vez, juntos, podamos llegar a escribir la Gran
Enciclopedia de Tipos de Clientes de Vinos. Anímense.
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