jueves, 1 de diciembre de 2011

Mis clientes de Vino: Los pseudo-expertos

El destino de un sommelier depende de
la experiencia de trabajo en su campo.”
Giuseppe Vaccarini, ex presidente
Asociación Internacional de Sommelieres.

La atención a los clientes tiene sus peculiaridades. No todos son iguales.  Durante años he tenido que ir creando mecanismos para salir airoso de situaciones difíciles sin que ninguna de las dos partes, cliente y sommelier, salgamos insatisfechos uno del otro. A eso le llamo aplicar una filosofía situacional.
De la acumulación de experiencias prácticas de sommelería trata este artículo. Hablaremos, pues, de los clientes con patrones ya catalogados por mí durante tanto tiempo de servicio. Para los sommelieres que lean esta sección les servirá de recordatorio de hechos reales sucedidos a ellos también. A los clientes les ayudará a sentirse reconocidos o no con las situaciones expresadas. Sin embargo, para uno y otro, la esencia misma de los sucesos  que se narren lleva implícito el respeto a la acción de ambos.
Empezaré hablando del cliente con patrón pseudo- experto. Es el más difícil pues rectificarlo es ponerlo en una situación de aprieto que empañaría la imagen que quieren hacer demostrar en la mesa.
Un  ejemplo recurrente de clientes pseudo-expertos es el que pide un Ribera blanco precisando marcas y añadas sin mirar la Carta de Vino. ¿Cómo explicarle que ese vino no existe? ¿Cómo decirle que la denominación de origen española de Ribera del Duero solo produce, según ley local,  vinos tintos y rosados? ¿Cómo manifestarle que la fama de la región está basada en la elaboración de excelentes tintos primero que todo,  donde la variedad de uva tempranillo produce caldos de calidad universal?  Clases no vino a recibir al restaurante, ni bochornos. El cliente se presentó para pasar una hermosa velada donde una parte principal la debe ocupar ante los comensales  la reafirmación de su imagen de experto en vinos españoles.  
La respuesta debe ser amable, convincente y respetuosa. Tal vez, la mejor forma sería: “Entiendo que conoce de vinos españoles pero, qué pena,  a este restaurante aun no ha llegado ese vino. Sin embargo, colindante con esa zona tengo en Carta una denominación que puede competir en cuanto a  calidad con ese vino blanco que usted tan sabiamente solicita para maridar con   los platos ordenados. Seguro que usted ha tomado en múltiples ocasiones un Rueda.
Tal vez  entienda el mensaje. Tal vez, no. No obstante, la estrategia no fallará. No se sentirá desmentido ni ridiculizado.  Lo tomará con satisfacción porque los vinos blancos de Rueda  dejan complacido a cualquier bebedor.
No piense que el ejemplo fue tomado por los pelos.  Sucede con frecuencia. Pero qué aburrida la vida del sommelier sin los clientes pseudo-expertos, ¿verdad? Sin ellos, primero que todo, este artículo nunca hubiera sido escrito.
Este es un solo ejemplo de un patrón de clientes. Clasificados por mi hay cerca de veinte tipos, los cuales serán abordados en artículos posteriores. Usted, colega, ¿tiene calificado alguno en particular? Y usted, cliente, ¿se ha caracterizado ya? ¿Por qué no me lo comenta? Tal vez, juntos, podamos llegar a escribir la Gran Enciclopedia de Tipos de Clientes de Vinos. Anímense.

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